Germen

Verde, amarillo y naranja.
Genista, cerezo y allozo.
Hogar o cubil o granja.
O dulce o salado. O soso.

Los ánimos se entremezclan
como antítesis y antónimos.
Vahídos fugaces y anónimos
de toda mujer cimbreña.

Todo irá bien, tendrán suerte;
Augura envidiosa la luna.
Mas no hay certeza ninguna
al consorte y su simiente.

Promesas que como una flor,
ofrecen su polen latente.
Allí donde florece el amor,
allí… en el jardín de su vientre.

Resiliencias

Te miro y me callo cual mariposa
al posarse desnuda en la impaciencia
y ocurrente observa la flor hermosa
que le roba y regala la ocurrencia.

Y sigo mirándote con la impotencia
que tu sinceridad regala a mi oído.
Dulce placer que enoja, y no me privo
de la vista que regala tu inocencia.

Triste, estoico y derrotado me siento
como un soldado en su cobarde huída,
que a su espalda le acosa el remordimiento
aún sabiendo que está salvando la vida.

Preguntas

A veces me gustaría
poder vivir otras vidas.
Poder sentir, dudar, juzgar,
poder ver lo que otros miran.

Cuánto me gustaría
poder vivir otras vidas
sin tener que imaginarlas.
¿Acaso serán más gráciles?
¿Podrían ser más livianas?

Es verdad, es innegable
que el mundo rebosa miseria.
Quien no sufre porque quiere
aboga porque otros sufrieran.

No sé si mi duda inconclusa
es el compás de esta fiesta.
Si el amor es la respuesta
o es tan solo una excusa.

¿Será que todos huímos
sin querer darnos la espalda?
¿Será que todos gritamos
pero nadie escucha nada?
Pensar que todos guardamos
anhelos en nuestra almohada,
¿es la farsa que nos calma?
¿O es el mundo un paraíso
y yo, naúfrago y confundido,
apenas alcanzo la playa?

No maldigo mi suerte,
porque maldito nací.
Si acaso inquirir a los dioses,
qué propósito… ¡qué cojones!
¿Qué cojones queréis de mí?

Si tú pudieses

Si tú pudieses, por un instante,
privarme de tu sonrisa, 
podría dormir sin soñarte,
podría seguir con mi vida. 

Si tú pudieses, tan solo un instante,
dejar de hacerme preguntas,
yo no estaría expectante
de tu rostro y de tus dudas. 

Ay si tú pudieses, 
solo un instante siquiera, 
salir de mis pensamientos,
ser una extraña cualquiera. 

Si tú pudieses. 
Si yo quisiera. 

2017

Mi abuela decía que el comienzo de las cosas determina el final. Si algo empieza bien, acaba bien. Si algo empieza mal, acaba mal. Joder, era una abuela no una filósofa.

Mi 2017 empieza aproximadamente a las nueve de la mañana, sin resaca ni sueño. Me tomo un café y entre tosido y tosido consigo terminarme el primer cigarro del año, que fumo mas por aburrimiento que por deseo. Tengo el firme propósito de salir a dar una vuelta en bici. Salgo a la terraza y el clima es desalentador: mucho frío y un cielo lleno de nubes grises. A pesar de ello, empujado por el hastío y el tedio, cumplo con diligencia mi primer propósito del año. En ese interregno ambivalente de poesía y causalidad, mi comienzo de año se me antoja un fiel reflejo de mi vida.

No hay ningún alma montando en bici, solo yo. Solo yo. Y mira que siempre hay gente montando en bici por aquí. Es normal. La gente aún esta durmiendo. O aún está despierta. Además es uno de enero, es día para otros menesteres. Con esto quiero decir que la soledad puede ser algo mas que un estado. Estoy solo aquí en la bici, porque anoche estaba solo en el cambio de año. Y anoche estaba solo porque no tengo familia. Y no tengo familia porque… y así puedo deconstruir una larga cadena de circunstancias que se remontan en su origen a una bola de fuego apagándose y a un caldo primigenio en el cual surge una primera y solitaria célula viva que lo primero que hace, es buscar a otra como ella. Que no os engañen: Estar solo puede ser bueno, serlo no.

Te pido disculpas por romper la tónica alegre y optimista del resto de tus felicitaciones con este relato sincero y realista, si es que has tenido curiosidad como para leer hasta aquí. No pretendo desahogarme o aleccionar, ni lanzar un mensaje pesimista. Tengo la firme esperanza de que las cosas no van a terminar como empezaron. Porque soy la prueba empírica de que mi abuela se equivocó muchas veces. Porque mi historia y tu historia y la historia del caldo primigenio nos demuestra que sabemos como empiezan las cosas, pero no como terminan.

Y ante esta incertidumbre universal solo quiero desearte una cosa: ¡No te rindas nunca! Estás vivo porque aquella primera célula acabó encontrando a otra.

Feliz 2017 !!!!!!