Su mirada irresoluble y densa, quiebra la moral y hasta el propio alma. Te acecha desde los sueños naufragando por el océano de tus miedos y convirtiendo cada esperanza en una pesadilla. Sabes que te va a matar y que no le importa. Para él no existe ni el bien ni el mal, solo el odio. No mata por placer, sino por convicción. Y te hará sufrir desde los dos septentriones del infierno: Te arrebatará todo lo que deseas. O te lo concederá.
Él es… Turnpike.